Una historia tan real como los sueños, tan veraz como el recuerdo. "UN DUELO SINGULAR", es la primera narración que me atreví algún dia a garrapatear. Desde luego que en aquella época se trataba tan sólo de un puñado de folios y ahora parece no tener fin. Por ello, (a ver si por fin encuentro la motivación para culminarla) decidí publicarla, dividida en capítulos que agregaré semanalmente para no abusar de la generosidad de mi (s) ocasional (es) lector (es).
FABIAN H. CHAVEZ.
Mong Wuo
Una tribu nómada, de tantas que habitaran la estepa oriental de Asia al final del primer milenio en la era cristiana. Humilde pero valerosa, ingenua pero tenaz, empezó a sufrir una lenta transformación y sus nativos, pacíficos pastores cuya vida se desarrollaba plácidamente en las grandes estepas abiertas y en los tenebrosos desiertos de frío o de calor, discurriendo como nómadas según las conveniencias del clima o la riqueza de los pastos, empezaron a transformarse a medida que crecían las nuevas generaciones, en fieros guerreros despertando la admiración, pero ante todo la preocupación y el miedo de sus vecinos.
Por eso, cuando su caudillo Ontor Chei tomó la iniciativa de unirse a las tribus con quienes históricamente permanecían en pugna por el derecho a los mejores pastos y la mejor tierra, en condiciones de igualdad y equidad, los Vogulios, Ostiacos, Yukaghiros, Tchutkschis, Buriatos, y Calmucos no dudaron en unirse en una Confederación bajo el control militar principalmente de guerreros de la tribu tribu Mong Wu, dirigida y organizada por Ontor Chei, sobre quien empezaban a tejerse leyendas de inmortalidad y terribles poderes sobrenaturales.
Las cosas marcharon razonablemente bien durante largos años y el poderío de la nueva confederación, se tradujo en progreso y prosperidad común que se reflejaba en el rostro de sus habitantes ya conocidos en tierras lejanas como “Mongoles”. Sin embargo dicho progreso, basado en la opresión y esclavización de las tribus y reinos mas débiles y en la paulatina centralización de poder en cabeza de Ontor, (quien a la sazón había establecido la capital de la Confederación en Kanghai) cada día mas sanguinario y cruel, hizo que su propia tribu de origen: la Mong Wuo empezara a tomar abierta distancia de quien empezaban a ver como tirano.
Inteligentemente Ontor Chei en una jugada de ajedrez, envió a su hermano Hertico (quien se perfilaba como el verdadero líder natural de la tribu) como General en Jefe de la Confederación a luchar contra los Chinos de la Dinastía Hu en una inaplazable lucha de poderes, confiando en una estruendosa derrota que seria su muerte política, si antes no fallecía bajo la formidable maquinaria de guerra del emperador Jieshi. Mientras tanto se dedicaba a realizar terribles “purgas” en las altas esferas de la aristocracia confederada reemplazando dirigentes con alguna independencia por “títeres” que no dudarían en ungirle como Rey o Khan.
Ajeno a las maquinaciones de su hermano, Hertico Chei se batía fieramente al pié de la muralla china alcanzando al fin una definitiva y sonora victoria que le convirtió en celebridad entre todas las tribus y en el héroe verdadero de su gente: los Mong Wuo.
Desobedeciendo las estrictas órdenes de Ontor, se abstuvo de arrasar las tierras chinas, limitándose a hacerles firmar un pacto de obediencia y tributo mensual y, de nuevo sin consultar a su hermano, a su regreso decidió radicarse en su propia tribu, lejos de la capital Kanghai, la sede del Gobierno. Allí, fue elegido unánimemente como Jefe, y enterado de los abusos de su hermano, se opuso con todas sus fuerzas a sus proyectos dictatoriales, promoviendo la igualdad entre los miembros de las tribus y aboliendo la esclavitud en su propia tierra con la esperanza de que el ejemplo terminara por convertirse en norma para la Confederación.
Dos años después, Ontor contaba con la aquiescencia de todas las tribus menos una: su propia gente Los Mong Wuo y de todos los hombre importantes de la Confederación menos uno: Hertico su hermano. Eran de facto los únicos que se oponían al reinado. La situación era de tensa calma y en cualquier momento podía estallar.
Fabian H. Chavez.
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