Es curioso como en el camino nos vamos llenando de personas o cosas innecesarias e imperceptiblemente las incorporamos, a veces a regañadientes, a veces dejándonos llevar y sin darnos cuenta se va haciendo mas lento, cansino y agotador el peregrinaje cotidiano. Aunque no lo parezca, es extremadamente fácil deshacerse de cualquiera de ellas y una vez avizoradas en lontananza reímos condescendientes hacia adentro, recordando aquellos tiempos en que nos parecían indispensables. Lo importante es no reemplazar un fardo por otro, hay que tener la capacidad de discernir que o quien te hace el camino mas ligero, te suma y no te resta. La vida es demasiado corta y es una lástima no poder aferrarte a todo lo que quisieras, por ello es una pérdida lamentable de tiempo dejarte atrapar por personas o cosas que no producen mas que desgaste, estrés y vaciedad interior.
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1 comentario:
Soy un millar de vientos, un millar de estrellas y un alma solitaria pero plena
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